Cuando llega el calor, cambiamos de ropa, de rutina… pero muchas veces olvidamos adaptar lo más importante: el cuidado de la piel en verano. Y no es un detalle menor.
Según la Academia Española de Dermatología, el 80% del envejecimiento prematuro está causado por la radiación solar. Sí, has leído bien: 8 de cada 10 arrugas o manchas que aparecen antes de tiempo se deben al sol.
Por eso, en este artículo te contamos qué puedes hacer (y qué no) para cuidar tu piel como se merece durante el verano, con consejos realistas, tratamientos seguros y recursos formativos si eres profesional de la salud.
¿Por qué cambia la piel en verano?
Durante esta estación, la piel se enfrenta a un cóctel nada amable:
- Radiación UV más intensa
- Altas temperaturas que deshidratan
- Sudor, sal, cloro y polución
- Cambios bruscos de temperatura por el aire acondicionado
Todo esto puede provocar pérdida de elasticidad, manchas solares, acné, descamación, sensibilidad o brotes de dermatitis. Y aunque lo notemos más en el rostro, afecta también al cuello, escote, manos y cuero cabelludo.
5 claves para cuidar la piel en verano
1. Usa fotoprotector todos los días… y reaplícalo
Aplicarse protector solar solo por la mañana no es suficiente. En verano, la radiación ultravioleta es más intensa y prolongada, incluso en días nublados o en interiores si hay exposición cercana a ventanas. Para proteger la piel de manera eficaz, se recomienda utilizar un protector solar de amplio espectro (UVA y UVB) con un FPS mínimo de 30, siendo ideal el FPS 50.
Además, es importante aplicar la cantidad adecuada (unos 2 ml por cm² de piel, o una cucharadita para el rostro) y reaplicar cada 2 horas, especialmente si estás al aire libre, en la playa, en la piscina o haciendo deporte. La mayoría de personas se aplican menos del 50% de la cantidad necesaria, lo que reduce drásticamente su eficacia.
Un dato: el FPS solo indica la protección UVB. Busca siempre un protector que indique “amplio espectro” para cubrir también los rayos UVA.
También es recomendable usar fotoprotectores específicos según el tipo de piel: oil-free para piel grasa, con filtros físicos para piel sensible o con color para quienes buscan cobertura adicional.

2. Hidratación por dentro y por fuera
En verano, perdemos agua a través del sudor, la evaporación y el efecto deshidratante del sol. Por eso, es fundamental beber agua de forma regular a lo largo del día (aunque no se tenga sed) y mantener la piel hidratada con cosmética adaptada.
A nivel tópico, se recomienda el uso de sérums y cremas hidratantes con ácido hialurónico, pantenol, aloe vera o niacinamida, ya que ayudan a mantener el equilibrio hidrolipídico de la piel. En pieles grasas o mixtas, es mejor optar por texturas gel o emulsión, mientras que en pieles secas se recomiendan cremas más nutritivas.
Incorporar brumas faciales o aguas termales durante el día también ayuda a refrescar la piel y mantener la hidratación sin alterar el maquillaje o el protector solar.
3. Limpieza suave (no abrasiva)
Una correcta higiene facial es clave para prevenir brotes de acné, poros obstruidos y desequilibrios en el pH de la piel. Durante el verano, se acumulan más impurezas debido al sudor, los restos de protector solar, el maquillaje y la polución ambiental.
Se recomienda limpiar el rostro dos veces al día (mañana y noche) con productos suaves, sin alcohol ni sulfatos, que respeten la barrera cutánea. En la rutina nocturna, la doble limpieza es ideal: primero con un aceite o bálsamo limpiador para disolver filtros solares y maquillaje, y luego con un limpiador acuoso (tipo gel o espuma) adaptado a tu tipo de piel.
Evita utilizar esponjas, cepillos o exfoliantes físicos de forma agresiva, ya que pueden sensibilizar la piel y empeorar problemas como las manchas o la deshidratación.
4. Reduce la frecuencia de exfoliación
Aunque exfoliar ayuda a eliminar células muertas y a mantener la piel suave, en verano es fundamental hacerlo con moderación. El uso excesivo de exfoliantes químicos o físicos puede dañar la barrera cutánea y aumentar el riesgo de irritaciones o hiperpigmentaciones, especialmente si se combina con exposición solar.
Lo recomendable es exfoliar entre una y dos veces por semana, según el tipo de piel, utilizando productos suaves, como exfoliantes enzimáticos o con PHA (ácidos polihidroxilados), que son menos agresivos que los AHA o BHA tradicionales.
Los peelings intensivos con ácido glicólico, mandélico o salicílico deben reservarse para otras estaciones del año, a menos que estén específicamente formulados para verano y sean aplicados por profesionales.
5. Adapta tu rutina a tu tipo de piel
La piel cambia con el clima, y lo que funciona en invierno puede resultar pesado, irritante o insuficiente en verano. Por eso, es importante revisar y ajustar la rutina facial en función de las nuevas necesidades cutáneas.
- En pieles sensibles, evita perfumes, alcohol, ácidos fuertes o combinaciones excesivas de activos. Apuesta por rutinas minimalistas con activos calmantes como la avena, la centella asiática o la alantoína.
Además, ten en cuenta tu nivel de exposición solar: si estás de vacaciones o trabajas al aire libre, refuerza la protección y prioriza la reparación nocturna con antioxidantes y activos que regeneren la piel. - Si tienes piel seca, mantén la hidratación con productos más ligeros que no resulten oclusivos, pero ricos en lípidos y humectantes.
- Si tienes piel grasa o mixta, elige fórmulas oil-free, reguladoras del sebo, con ingredientes como la niacinamida o el zinc.

Tratamientos estéticos compatibles con el verano
¿Se pueden hacer tratamientos en verano? Sí, pero no todos. Aquí te dejamos una lista segura y muy recomendada por nuestros docentes en Nurson Formación:
- Mesoterapia facial con vitaminas: aporta hidratación y luminosidad, ideal para pieles apagadas por el sol.
- Skinboosters: infiltraciones de ácido hialurónico poco reticulado que mejoran la hidratación profunda.
- Tratamientos calmantes post-solares: con activos como centella asiática, manzanilla o avena coloidal.
- Peelings enzimáticos: exfolian suavemente sin dañar la barrera cutánea ni sensibilizar.
Y si trabajas en estética o eres enfermero/a, saber cuándo, cómo y con qué adaptar estos tratamientos es clave para ofrecer seguridad a tus pacientes.
Fórmate en cuidado de la piel con Nurson Formación
En Nurson Formación encontrarás cursos online especializados en Estética Avanzada para profesionales sanitarios. Si quieres profundizar en el cuidado de la piel, la elección de activos adecuados o en tratamientos como la mesoterapia, estos cursos te ayudarán a ofrecer un servicio seguro, actualizado y adaptado al verano.
El cuidado de la piel en verano no tiene por qué ser complicado, pero sí debe ser consciente. Pequeños gestos como aplicar bien el protector, elegir los activos adecuados o adaptar los tratamientos pueden marcar la diferencia entre una piel saludable y una dañada por el sol.
Y si te dedicas a la salud o a la estética, formarte con criterios actualizados te permite ofrecer lo mejor a tus pacientes, con seguridad y confianza.



