El calor extremo no es solo incómodo: puede ser peligroso. La insolación, también conocida como golpe de calor, es una emergencia médica que ocurre cuando el cuerpo no puede regular su temperatura. Puede afectar a cualquier persona, pero es especialmente grave en niños, personas mayores y profesionales que trabajan muchas horas al sol —como sanitarios, socorristas, deportistas o personal de estética que realiza tratamientos en exteriores o sin ventilación adecuada.
En este artículo te explicamos cuáles son los síntomas de insolación, cómo actuar a tiempo y qué debes tener en cuenta si trabajas en el ámbito sanitario o estético.
¿Qué es una insolación?
La insolación es un trastorno provocado por la exposición prolongada al sol o a temperaturas elevadas sin la adecuada hidratación o refrigeración del cuerpo. Se produce cuando la temperatura corporal supera los 40 ºC, y el cuerpo pierde la capacidad de enfriarse por sí mismo, lo que puede poner en riesgo órganos vitales.
A diferencia de un simple mareo por calor, la insolación es una urgencia médica. Si no se trata rápidamente, puede provocar deshidratación severa, fallo multiorgánico e incluso la muerte.

¿Cuáles son los síntomas de insolación?
Los síntomas de insolación pueden aparecer de forma gradual o repentina. Reconocerlos a tiempo puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida y una complicación grave.
Síntomas comunes:
- Fiebre alta (más de 39,5 °C sin causa aparente)
- Piel caliente, seca y enrojecida (sin sudor, a pesar del calor)
- Dolor de cabeza intenso
- Náuseas o vómitos
- Pulso acelerado y respiración rápida
- Desorientación, confusión, habla arrastrada o torpeza motora
- Calambres musculares
- Pérdida de consciencia o desmayo
Dato real: Según el Ministerio de Sanidad, durante la ola de calor de julio de 2022 en España se registraron más de 2.000 muertes asociadas a temperaturas extremas, muchas de ellas relacionadas con golpes de calor en personas vulnerables o expuestas sin protección.
¿Qué hacer ante una insolación?
Si detectas síntomas de insolación en ti o en otra persona, actúa con rapidez:
- Lleva a la persona a un lugar fresco y ventilado, a la sombra o con aire acondicionado.
- Retira la ropa innecesaria y afloja prendas ajustadas para ayudar a bajar la temperatura.
- Refresca el cuerpo con paños húmedos, ventiladores o duchas frías. También puedes aplicar hielo en axilas, ingles y cuello.
- Hidrata poco a poco, con agua fresca (no muy fría) si la persona está consciente.
- Llama al 112 inmediatamente si hay fiebre muy alta, confusión, desmayo o vómitos persistentes.

¿Quiénes corren más riesgo de sufrir una insolación?
Aunque cualquier persona puede verse afectada, hay ciertos grupos con más riesgo. Las personas mayores de 65 años tienen una capacidad reducida para regular la temperatura corporal, al igual que los niños pequeños, que aún no han desarrollado completamente ese sistema. También están en riesgo quienes padecen enfermedades cardiovasculares, renales, respiratorias o diabetes, ya que sus cuerpos son más sensibles a los cambios térmicos.
En el ámbito laboral, los profesionales que trabajan al aire libre —como personal sanitario en intervenciones extrahospitalarias, socorristas o trabajadores agrícolas— están especialmente expuestos. Lo mismo ocurre en sectores como la estética, donde se pueden realizar tratamientos en cabinas poco ventiladas o con equipos que generan calor. Por eso, es fundamental que los trabajadores de la salud y del bienestar estén capacitados para prevenir, detectar y actuar ante una insolación, tanto en ellos mismos como en sus pacientes.
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Detectar los síntomas de insolación a tiempo puede salvar vidas. Más allá del malestar que provoca, este golpe de calor puede tener consecuencias graves si no se trata correctamente. Tanto a nivel personal como profesional, es esencial conocer los signos de alerta, actuar con rapidez y adaptar nuestros hábitos a las condiciones del entorno.
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